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Hacer senderismo en la nieve puede ser una experiencia increíble, pero requiere una preparación adecuada para garantizar seguridad y comodidad. Lo primero es vestirse en capas, comenzando con una base térmica que absorba la humedad, seguida de una capa intermedia aislante como forro polar o plumas y, por último, una chaqueta impermeable y cortaviento. El calzado debe ser resistente al agua, con suela de buen agarre y, si la nieve es profunda, es recomendable usar polainas para evitar que entre en las botas.

El equipo es otro aspecto fundamental. Llevar bastones de senderismo con rosetas para nieve ayuda a mantener el equilibrio en terrenos resbaladizos. También es importante protegerse del sol, ya que la nieve refleja los rayos solares, por lo que unas gafas de sol con filtro UV y protector solar son imprescindibles. La mochila debe incluir ropa de repuesto, una manta térmica, comida energética y una bebida caliente en un termo para mantener la temperatura corporal.

La seguridad es clave en entornos nevados. Es recomendable conocer la ruta con antelación, ya que los senderos pueden quedar cubiertos y ser difíciles de seguir. Un GPS o brújula puede ser de gran ayuda. También hay que estar atento a los cambios en el clima y evitar salir si se prevén tormentas o ventiscas. Caminar con cuidado es esencial, ya que la nieve puede ocultar zonas heladas o desniveles peligrosos. Además, si hay riesgo de avalanchas, es fundamental informarse previamente y llevar el equipo adecuado, como un ARVA, pala y sonda en caso de travesías en montaña.

Por último, es importante no subestimar el esfuerzo físico que implica caminar en nieve, ya que cansa más que en terreno seco. Es recomendable mantener un ritmo constante, hacer pausas y estar atento a señales de fatiga o hipotermia. Con la preparación adecuada, el senderismo en la nieve puede ser una aventura increíble y segura.